miércoles, 2 de abril de 2014

Que me chupe un huevo.

Son las 4:40 pm de Puerto Vallarta Jalisico, Mexico. Estoy a 20 minutos de terminar mi jornada laboral y me he dado cuenta, justo hace unos segundos que ya no me gusta lo que estoy haciendo ahora en mi vida, por lo que sin más, es hora de hacer algo distinto. Ya. Hora de mandar todo alc carajo. Mucha gente se sorprendería con lo fácil que es mandar todo por un tubo y jalar la palanca para no verlo más. Es una de las sensaciones más liberdoras del mundo. Hay que darse cuenta de que hay un limite para todo, y tenemos que aprender a reconocerlo. Entonces esta será la historia de como mandé todo al carajo (de nuevo, la primera vez seria otra historia igual de larga) para hacer cosas que me gustan. Va a ser interesante el saber como terminará todo esto y pueda de paso alentarlos a hacer algo que traiga en sus vidas más felicidad.

La gente en la oficina aun cree que sigo trabajando, parece que de hecho estoy escribiendo algo de mucha importancia para la empresa, solo es cuestion de entrecerrar los ojos y poner cara de mirada trascendental  hacia el horizonte. Siempre funciona. Pero no se imaginan que esta entrada desencadenará una serie de eventos que me llevaran a la dirección opuesta de la que ellos esperarían que fuera. Empezaré entonces a recojer mis cosas del escritorio, mis sueños y esperanzas, meterlas al maletín y partir hacia  mi nuevo futuro.

Que me chupe un huevo la oficina!



Ya habia terminado el post pero aun me quedan varios minutos, escribo estas lineas con aire de urgencia e importancia, como si le escribiera a Obama para avisarle que Putin le ha declarado la guerra.

Y nada... que asi es todo. Eso de escribir en vivo da para

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