lunes, 19 de enero de 2015

Bailar

Entre más se aleja uno de todo, cuanto más solo se está, es más evidente: la relación fundamental de todas las cosas. Nuestro corazón late al ritmo de la melodía que emana de la tierra, de la orquesta elemental con que la vida danza infinitamente, llena de los silencios temporales que marcan el cambio del compas universal, ríos de agua y sangre que se pierden para volver a encontrar el principio, entrelazan sus caminos y se funden en una uniformidad vital: uno con los ríos fluyéndole por las venas y el mundo sangrando océanos de eternidad.

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